El barco
SS Californian (imagen obtenida desde Google Imágenes) |
El polémico SS Californian era un barco de vapor que permitía llevar carga y
pasajeros, pertenecía al grupo de empresas de J. P. Morgan’s, formando parte de
la Leyland Line. El modesto barco tenía una longitud de eslora total de 136
metros, 16 metros de manga y 1 sola cubierta. Podía alcanzar una velocidad de
12 nudos, realizaba su propulsión gracias a una máquina de triple expansión y
dos calderas de final doble. Su capacidad admitía 55 tripulantes y 47
pasajeros. Desde 1911 y bajo la supervisión del capitán Stanley Lord, el SS
Californian realizaba la ruta Londres-Boston (Massachusetts, EEUU).
La tripulación
Stanley Lord, capitán del SS Californian (imagen obtenida a través de Google) |
Stanley Lord (capitán) --- el capitán del SS Californian ya
había pasado más de veinte años navegando el mar. Su primera vez fue a los 13
años como cadete en una barca. A sus 23 años de edad, Stanley Lord ya había
demostrado su talento como navegante y obtuvo varios certificados, los cuales
fueron superados con notas más altas, incluso, que muchos de los oficiales de
alto rango del Titanic. Al cabo de unos años se había convertido en toda una
promesa de la navegación con logros excepcionales, conducta intachable y una
brillante carrera por delante con tan solo 29 años. Pero el 5 de Abril de 1912,
el sueño de Stanley Lord se convierte en una pesadilla de la que jamás pudo
desprenderse, fue nombrado capitán al mando del SS Californian. En su primer
viaje en la ruta Londres-Boston (Massachusetts), el capitán Stanley Lord comete
algunos “errores” que le condenaron a ser, durante el resto de sus días (y de
la posteridad), “EL HOMBRE QUE PUDO SALVAR EL TITANIC”, algo que le atormentó
hasta el final de su paranoica vida.
George F. Stewart (jefe de oficiales) --- Stewart era fiel y
leal amigo del capitán Stanley Lord, solo el mando del capitán Lord superaba
las órdenes del segundo oficial Stewart. Éste abandonó el puente la noche del
14 de Abril de 1912 para cubrir su siguiente guardia a las 4:00 de la madrugada
del 15 de Abril. Cuando Stewart volvió a la cubierta para el relevo de la
guardia, el RMS Titanic yacía en el fondo de Altántico norte. Entonces observó
como distintos barcos cercanos se dirigían al mismo punto en el mar, atando
cabos en sus inconscientes pensamientos, tuvo la clara visión de que el
Titanic, el majestuoso, el inigualable, el insumergible RMS Titanic se había
hundido hasta el fondo del mar. Steward murió durante la Segundad Guerra
Mundial cuando su barco fue atacado por los alemanes frente a la isla de Wight.
Herbert Stone (segundo oficial) --- era un notable marinero,
sentía por el mar una devoción admirable. Era un excelente experto, pero la
noche del hundimiento del RMS Titanic no pudo imaginar lo que sucedería y tan
solo fue consciente de sus actos, como casi todos, cuando ya no existía la
posibilidad de enmendarlo. Antes de la Segunda Guerra Mundial dejó sus labores
en el mar para, posteriormente, ocupar un puesto en los astilleros de Liverpool. Según el libro (que
personalmente recomiendo al final de este post) “El hombre que pudo salvar el
Titanic” de Emilio Calle se comenta que Herbert Stone jamás mencionó ni una
sola palabra sobre lo que ocurrió durante su guardia la noche del hundimiento
del RMS Titanic, pero sí que le confesó a su mujer que tuvo la certeza (sin
poder actuar en consecuencia) de que los cohetes que vio eran inequívocas
señales de socorro. Murió endeudado, arruinado y con la infinita sensación de
culpa por la que, en el fondo, también vivió atormentado.
Charles Victor Groves (tercer oficial) --- Groves, tras su
paso por la escuela Perse Grammar School, trabajó como aprendiz y navegó a
bordo de buques comerciales, pero pronto comprendió que el trato con los
pasajeros no era su mayor virtud, lo que le llevo a conseguir un trabajo en
Frederick Leyland Co. Groves sentía flagrante interés por la señalización y la
electricidad y trataba de enseñarse a sí mismo la telegrafía sin hilos, incluso
en alta mar visitaba frecuentemente la cabina inalámbrica del SS Californian
para mantenerse al día sobre las noticias y sucesos mientras navegaban por el
mar. Tras el fatídico contratiempo con el RMS Titanic, Groves sirvió en la
Primera Guerra Mundial al mando de un submarino, donde sufrió un accidente en el
que todos fueron rescatados por marineros holandeses y trasladados a Holanda,
quedando allí retenidos hasta el final de la guerra. Tras su retirada y con la
revolución bulliciosa de la Segunda Guerra Mundial, sirvió como Almirantazgo en
Southend, unido al armamento defensivo de la sección de los buques mercantes.
Fue un conocido asesor de la marina y como tal, participó en, al menos, 25
consultas. Es una verdadera lástima que, con tan flagrante interés por la telegrafía sin hilos, Groves la noche del hundimiento, no supiera encender el aparato Marconi, una VERDADERA LÁSTIMA!!
James Gibson (marino aprendiz) --- era joven, a sus 20 años
planeaba un futuro prometedor y lujurioso pero también le esperaban tragos
amargos de los que difícilmente podría deshacerse de manera sutil. Sus declaraciones
ante el Comité británico no hizo más que sembrar más y más dudas sobre la
actuación del SS Californian ante el desastroso final del RMS Titanic. (Es muy
breve la información existente sobre su vida antes y después del suceso).
Cyril Evans (radioperador del equipo Marconi) --- Evans
tenía 20 años cuando navegaba a bordo del SS Californian y el único
radioperador del barco. No pertenecía a la Leyland, era empleado de la Marconi Co,
por lo que su trato con el resto de la tripulación no se reconocía entre
compañeros, algo distinto a lo que ocurría con el capitán Stanley Lord. Tras la
tragedia del Titanic, Evans continuó su servicio en la Marconi Wireless y sus nuevas empresas. También estuvo al mando de las telecomunicaciones
móviles para el ejército británico en el norte de África e Italia.
14 de Abril de 1912
El SS Californian realizaba su travesía con ruta
Londres-Boston (Massachusetts) sin pasajeros, de repente el barco se encuentra
ante un gélido y escalofriante campo de gigantescos témpanos de hielo que
dificultan su navegación, a escasos 650 km. al sur de las costas de Terranova.
El radioperador del equipo Marconi, Cyril Evans estuvo mandando mensajes a
todos los buques próximos a él, poniendo especial atención y avisando en
repetidas ocasiones al majestuoso RMS Titanic del que todo el mundo decía
maravillas, desde las 19:30 del 14 de Abril informando sobre la existencia de
tres apabullantes icebergs en su ruta. A medida que avanzaba la tarde, casi al
caer la noche, la ventisca helada fue dando paso, poco a poco, a un mar en la
más extraña de las calmas, abriéndose un cielo limpio y estrellado que podía
apreciarse sobre las 22:00 de la noche de la horripilante tragedia.
El radiotelegrafista subalterno del RMS Titanic, Harold
Bride, recibió sobre las 22:00 los primeros informes del Californian, pero por
motivos aún por descubrir, dichos informes jamás fueron vistos en el puente de
mandos. Durante la mañana del 14 de Abril, el Marconi del RMS Titanic sufrió
una avería que, bajo una enorme presión, fue puesto de nuevo en funcionamiento
por los operadores a bordo del barco, Harold Bride y Jack Phillips, 6 horas más
tarde, por lo que los mensajes personales de los pasajeros se acumularon,
enfadando a Phillips. En este punto me veo obligada a comentar que los
radioperadores no trabajaban para la White Star Line, eran empleados de la
Marconi Co y su sueldo a bordo del RMS Titanic estaba mal pagado, cobraban por
mensaje enviado y esas 6 horas con el Marconi fuera de servicio les había hecho
perder mucho tiempo y dinero.
Alrededor de las 22:20 el SS California se adentra en una
peligrosa zona de hielo que obliga a parar las máquinas del barco para evitar que el hielo colisionara con el
casco. Eran las 23:00 de la noche del hundimiento del RMS Titanic cuando Groves,
el tercer oficial del Californian, se encontraba de guardia y divisó una
prominente embarcación excesivamente iluminada, tanto que podía ver, incluso a
la distancia a la que se encontraba, la luz de posición de dicho barco. Groves
informó a Stanley Lord sobre la situación, éste acudió a la cubierta y,
efectivamente, avistó a unas 10 millas al sur de su posición, un buque cuya
trayectoria los llevaba hasta ellos. Se dirigió a Cyril Evans para preguntar
qué buques podrían encontrarse cerca de su posición a lo que Evans contestó que
solo podía tratarse del RMS Titanic. También hay algo que añadir a este
aspecto, se trata de que, posteriormente, frente a la Comisión Británica, el
capitán Lord aseguraba que no podía ser el prominente RMS Titanic, dado que desde
su posición parecía que el barco era mucho más pequeño y descartó que se
tratara del gran buque de los sueños, muy a pesar de que Groves lo había
identificado como tal.
El iceberg que, posiblemente, hundió el Titanic (imagen obtenida a través de Google) |
Cyril Evans, a petición del capitán Stanley Lord, intentó de
nuevo ponerse en contacto con el RMS Titanic en su empeño por informar y avisar
sobre la presencia de un gran témpano de hielo, pero para su sorpresa, la
reacción del enfadado y presionado Jack Phillips, fue muy diferente a la que
esperaba, que bajo tal presión solo contestó bruscamente a Evans: “Cállese,
cállese, cállese, estoy ocupado con Cape Race!!”. Esto enfureció a un Evans
preocupado por hacer bien su trabajo e informar sobre los peligros que les
aguardaban, por lo que dio por finalizado su trabajo y desconectó el aparato
Marconi alrededor de las 23:30. Groves avistó las luces de un barco que parecía
de pasaje y observó cómo, de repente, sus luces se apagaron, pero no les asignó
la más mínima importancia, dado que era una práctica habitual en los buques con
pasaje, como invitación a los pasajeros para irse a dormir.
A las 23:40 el RMS Titanic roza con el gran iceberg y, a
pesar de sus rápidos intentos de virar a babor, el increíble transatlántico
jamás construido, comenzó a hundirse. Fue entonces cuando el segundo oficial
Lightoller y el cuarto oficial Boxhall, avistan las luces de un barco a unas 5
u 8 millas al norte. El capitán del RMS Titanic, Edward Jhon Smith dio la orden
para emitir señales con la lámpara morse, ya que su proximidad era tal que el
propio capitán Smith propuso la posibilidad de transladar a los pasajeros en
los botes hasta la embarcación cercana y luego regresaran para llevar más
pasajeros.
Al tercer oficial del SS Californian, Groves le pareció
haber visto como el barco que divisó hace una hora les enviaban señales con la
lámpara Morse, antes de la medianoche, entonces Groves y el segundo oficial
Stone intentan hacer señales en respuesta con la lámpara Morse pero no
obtuvieron respuesta alguna, por lo que creyeron que dichas señales serían tan
solo luces de la embarcación. Pero los oficiales del RMS Titanic también
creyeron lo mismo y desistieron de seguir enviando señales. En este momento
Groves acude a la sala Marconi del SS Californian, donde encontró el aparato
desconectado y abandonó su intento. (Si es cierto que Groves sentía interés por aprender sobre la telegrafía sin hilos, ¿cómo es posible que no supiera encender el aparato Marconi? Y si es cierto que Groves utilizaba a menudo el aparato Marconi para escuchar las noticias, ¿cómo es posible que no supiera conectarlo?)
Todos los oficiales del SS Californian dejaron sus puestos
para descansar con el capitán Lord, dejando al aprendiz de marinero James
Gibson de guardia en la cubierta. El segundo oficial Stone permaneció en la
cubierta junto a Gibson a partir de medianoche, relevando a Groves. Stone
aseguró que había observado flashes de color blanco, contando hasta cinco
flashes, procedentes del buque. No se sabe con total exactitud si dichos
flashes fueron conocidos por el capitán Lord, pero algunas opiniones afirman
que el capitán fue informado, pero ordenó a Stone que hiciera de nuevo señales
con la lámpara Morse y que, en caso de obtener respuesta, le informara
inmediatamente. Pero, por lo que parece, dichas señales no obtuvieron respuesta
alguna. El último flash captado desde el SS Californian fue sobre la 1:15 del
15 de Abril, tanto el segundo oficial Stone como el aprendiz de marinero Gibson
observaron durante largos intervalos el buque en sus proximidades, que algunos
momentos parecía acercarse a ellos. Alrededor de las 2:00 de la madrugada
parecía que el barco se alejara de ellos.
RMS Carpathia (imagen obtenida a través de Google) |
El siguiente relevo de guardias en el SS Californian se
produjo a las 4:00 de la madrugada, cuando el jefe de oficiales George F.
Stewart sustituyó al segundo oficial Stone. Media hora después del inicio de su
guardia, Stewart cree ver, a unas 19 millas de distancia, flashes de color
verde, los cuales procedían de un reconocido barco de vapor, con la chimenea
pintada de color rojo y que se adentraba en la zona, se trataba del RMS
Carpathia. A las 5:30 de la mañana del 15 de Abril, Stewart pone en
conocimiento del capitán Lord el inicio de un lanzamiento de cohetes desde el
RMS Carpathia. Stanley Lord inmediatamente ordena despertar a Evans para
ponerse en contacto con el vapor avistado y para averiguar las causas por las
que lanzaban los flashes que habían divisado. Fue entonces cuando la
tripulación del SS Californian tienen constancia, a través del radioperador del
RMS Carpathia, del siniestro accidente que había sufrido el RMS Titanic
y recibió la orden de acudir, a la mayor brevedad posible, a la última posición
dada por el RMS Titanic.
Supuesta posición del RMS Titanic y de los barcos cercanos a él la noche del hundimiento (imagen obtenida a través de Google) |
Declaraciones ante el Senado estaodunidense y sentencias
Tanto el capitán Stanley Lord, como sus oficiales, como el
radioperador Evans fueron llamados a declarar ante el Senado de la
investigación en curso con respecto a la tragedia del RMS Titanic cuando apenas
habían puesto un pie en tierra firme en EEUU. Todos ellos declararon que se
encontraban a unas 17 – 20 millas de las luces divisadas, que la embarcación
era muy pequeña para tratarse del RMS Titanic e insinuaron en sus declaraciones
la posibilidad de que existiera, al menos, un tercer vapor en sus proximidades.
Dichas declaraciones alimentaron las dudas sobre los buques que podrían haber
estado cerca del RMS Titanic, entre ellos el HMS Samson, un velero que
trabajaba en la caza de focas y que, supuestamente, navegaba de manera furtiva
por la zona del desastre.
La fiscalía a cargo de la investigación sobre el hundimiento
del RMS Titanic, dirigida por Lord Mersey, no aceptó las declaraciones del
capitán Stanley Lord sobre la distancia que le separaba de la catástrofe y
descartó sus declaraciones, que eran, en apariencia, desorientadoras y culpó al
capitán por no responder a las señales de luces blancas, las cuales estaban
reconocidas como de emergencia y no intentar avanzar por la zona de icebergs
aproximándose al lugar. Por otra parte, el fiscal Lord Mersey no podía entender que
el SS Californian, que alcanzaba una velocidad de 11 nudos, tardara cuatro
horas en un trayecto que, al menos en teoría, era de 20 millas, ¿o acaso
pretendían aparentar que el SS Californian se encontraba, en realidad, a una
mayor distancia del RMS Titanic? Todo esto basándose en que el RMS Carpathia
realizó, en el mismo tiempo y a 14 nudos, 58 millas.
Por todo lo anteriormente expuesto, la sentencia emitida por
el fiscal Lord Mersey fue ésta:
“Al ver las luces
(flashes), el SS Californian podría haberse abierto paso entre los hielos que
lo rodeaban, a mar abierton y sin peligro grave y haber acudido en ayuda del
RMS Titanic. De haberlo hecho así, habría podido salvar muchas vida, si no
todas, que se perdieron”
Lord Mersey –
conclusiones de la Comisión Investigadora
Para los más curiosos me gustaría hacer aquí un pequeño
aporte con enlaces hacia las declaraciones detalladas de cada uno de los
oficiales, del capitán y del radioperador. Está en inglés, pero se entiende
bastante bien incluso al traducirlo con el “fabuloso” traductor de Google.
El SS Californian llegó a su fin en la Primera Guerra
Mundial, fue torpedeado el 9 de Noviembre de 1916 al suroeste de Cabo Matapan.
Cuando los restos del RMS Titanic fueron encontrados en 1985
y se tuvo conocimiento de su posición actual, se confirmó que Stanley Lord no
ofreció al Senado de la investigación las posiciones correctas y que la
distancia que les separaba del RMS Titanic y, por tanto, la distancia que les
impidió salvar la vida de más de 1.500 personas aquella espantosa noche, no
superaba las 11-13 millas (unos 18 – 20 km.)
Las secuelas que todo este atrayente suceso acarreó al
capitán Stanley Lord fueron tales que le acompañaron durante el resto de su
vida, atormentándolo cada segundo, haciéndole que cada vez hundiera más la
cabeza al caminar por las calles, soportando murmullos y acusaciones a su
alrededor, incluso llegando a creer él mismo, que él era el hombre que pudo
salvar el Titanic…
Toda esta historia está recogida en detalle en un libro que
recomiendo encarecidamente, titulado “El hombre que pudo salvar el Titanic”.
Este libro es del autor Emilio Calle, a quien, personalmente aprecio y admiro
sobremanera. Descubrí historias fascinantes y desconocidas para mí en este libro, las
cuales me impulsaron a buscar más y más información. Es por eso que invito de
manera insistente, a todo amante del RMS Titanic y de la buena lectura, a leer
este apasionante e intrigante libro. Su forma de escribir, de explicar, de
exponer, te sitúa tanto en el hundimiento más famoso de toda la historia como
en toda la investigación llevada a cabo para poder esclarecer los motivos y las
circunstancias que llevaron a su innombrable final al buque de los sueños más admirado
de la historia marítima y moral. Me permito dejaros el primer párrafo de dicho
libro, el cual estoy segura de que os invitará a conocer toda la historia:
“No hay forma de
escapar.
No importa cuántos
años hayan pasado. De tiempo en tiempo, cuando paseo por la calle, cuando
intento comer en el sombrío anonimato de algún restaurante apartado, cuando
entro en una oficina postal o me detengo a ojear un libro en la biblioteca, les
oigo murmurar a mi lado, muy cerca, da igual lo lejos que se hallen cuando
comparten su incansable letanía. A veces porque quieren que les oiga. Otras, a
pesar de que ni siquiera el aire que respiran podría saber lo que dicen. Pero
yo sí, Los oigo a la perfección, tan alto y claro como si lo estuvieran
gritando junto a mi oído. No importa el tiempo transcurrido, la cantinela se
repite, como una antigua y macabra canción infantil. Aunque invariablemente me
sobresalten, sé que no hay cambios, las palabras son siempre las mismas: mira,
¿sabes quién es?, es el hombre que pudo salvar el Titanic. Y yo debo seguir
caminando, contemplando ya sin interés algún escaparate o apurando una taza de
té repentinamente helado. No ando más deprisa, ni vuelvo la cabeza. Jamás he
tratado de responder, ni creo que nadie admitiera la réplica. Solo escucho esa
frase una y otra vez, como un papel bien aprendido por cuantos me rodean, no
importa dónde me halle, y que declaman perfectamente porque llevan toda una
vida esperando la oportunidad de poder decirlo: mira, ¿sabes quién es?, es el
hombre que pudo salvar el Titanic, y hasta tal punto están convencidos de ello
que no pocas veces yo mismo he llegado a dudarlo……..”
Fuentes consultadas para la realización de este post:
El libro "El hombre que pudo salvar el Titanic
" del autor Emilio Calle.
Encyclopedia Titánica (www.encyclopedia-titanica.org)
Wikipedia (www.wikipedia.org)
Titanic in quiry (www.titanicinquiry.org)
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