SERVANDO OVIÉS
Servando Oviés |
Pasajero procedente de Asturias, se dirigía a Cuba con la
intención de trabajar en una tienda de textiles que regentaba un familiar en La
Habana. Después de muchos años se convirtió en un empresario de prestigio y
realizaba múltiples viajes a Europa para adquirir productos para su empresa. Su
afición por los buques lujosos y veloces fue lo que le llevo a embarcarse en el
Titanic en su vuelta a La Habana y falleció en el naufragio. Su cuerpo no fue
encontrado, por lo que, posteriormente, la familia se vió obligada a demandar a
la compañía naviera propietaria del barco, la White Star Line, exigiendo una
indemnización millonaria por la pérdida de sus pertenecías. La familia necesitó
comprar un certificado de defunción falso para que su esposa obtuviera recursos
económicos.
VÍCTOR PEÑASCO Y MARÍA JOSEFA PÉREZ DE SOTO
Víctor Peñasco y M. Josefa Pérez de Soto |
Ambos pertenecían a familias de la alta sociedad, bien
acomodadas. Acababan de casarse y disfrutaban de una larga y distendida luna de
miel, la cual duró casi dos años, cuando recibieron propaganda sobre el viaje
inaugural del Titanic, el barco tan grande y tan lujoso que su supremacía jamás
sería puesta en duda. El matrimonio madrileño decidió embarcarse en el Titanic
para dar con este viaje punto y final a su grandiosa luna de miel. Ocupaban uno
de los camarotes de primera clase y la doncella del matrimonio, Fermina Oliva,
quien servía a la feliz pareja de recién casados. Pero el destino de estas tres
personas unidas eran muy distintos. Fermina y la Sra. Pérez de Soto pudieron
salvar sus vidas embarcando en el bote de salvamento número 8, mientras que el
destino de Víctor Peñasco se empeñaba en que naufragara con el Titanic y así lo
hizo. Su cuerpo jamás fue encontrado, por lo que la familia tuvo que comprar
una falsificación del certificado de defunción de su esposo para que María
Josefa de Soto pudiera cobrar legalmente una prestación de viudedad. La última
vez que Víctor y María Josefa se vieron fue dramática e irrepetible, Víctor, no le dijo
que se tranquilizara, ni que todo iba a salir bien, ni que pronto se verían,
solo la observó con serenidad cuando el bote arriaba y le dijo con toda su alma al
descubierto: “Pepita, que seas muy feliz”.
Fermina Oliva |
La doncella, Fermina Oliva, procedente de Uclés (Cuenca)
regentaba un taller de costura en Madrid y fue contratada como acompañante de
la pareja durante su luna de miel. Este trabajo la condenó, irremediablemente,
a vivir la experiencia y el mal trago de intentar identificar a Víctor Peñasco
entre los cadáveres rescatados del Titanic.
ENCARNACIÓN REYNALDO
Encarnación Reynaldo junto a su hermana (imposible saber cual de las dos es Encarnación) |
De origen malagueño, trabajaba en Inglaterra sirviendo a una
familia de Gibraltar. En 1912 realiza un viaje a Nueva York del cual se
desconoce si para visitar a su hermana, la cual iba a dar a luz o para
afincarse en Nueva York por una larga temporada. Logró salvar su vida tras
conseguir embarcar en el bote de salvamento número 9. Es un personaje que
despierta cierta curiosidad entorno a los que estudian las historias del
Titanic, ya que después del naufragio no se supo nada más sobre ella.
(Prácticamente imposible encontrar una foto de esta figura misteriosa de las
historias del Titanic)
EMILIO PALLÁS, JULIÁN PADRÓ Y LAS HERMANAS ASUNCIÓN Y
FLORENTINA DURÁN
Emilio Pallás (izq.) y Julián Padró (drcha.) |
Se conocieron en Barcelona y decidieron
embarcar en el Titanic para dirigirse a Cuba en busca de nuevas oportunidades
laborales. Ocupaban dos camarotes de segunda clase y los cuatro fueron ayudados
por un pasajero argentino gracias al cual consiguieron acceder a tiempo a la
cubierta y embarcar en un bote de salvamento. Asunción y Florentina lograron
subir a bordo del bote número 12, mientras que Julián y Emilio tuvieron que
saltar, en el último momento, en el bote número 9 cuando ya bajaba por el
costado del barco. (Lamento reconoceros que no he podido encontrar ni una sola
foto de las hermanas Durán)
JUAN MONRÓS
La única foto que he conseguido encontrar de Juan Monrós |
Nació en Barcelona aunque, de forma habitual, tenía su
residencia ubicada en París. Fue contratado como ayudante de camarero en el
grandioso “Restaurante a la carta” del gran transatlántico, el Titanic. La
noche del hundimiento del barco se celebraba una cena en honor al Capitán
Edward Smith tras la cual, el personal del restaurante fue retenido en el
corredor de tercera clase imposibilitando su acceso a cubierta y, por tanto, a
los botes de salvamento. Su cuerpo fue encontrado en un estado de avanzada
descomposición y se le dio sepultura en el océano.
Juan Monrós, Víctor Peñasco y Servando Oviés fueron los tres
españoles que perecieron en el Titanic. Diez personas diferentes, con diez
motivos diferentes para realizar el viaje y con destinos separados aunque
unidos por sus recuerdos para siempre.
El libro titulado “Los diez del Titanic” recoge con más
profundidad y exactitud, tanto los hechos como las circunstancias en las que se
vieron los diez pasajeros españoles que se encontraban a bordo del Titanic
cuando el grandioso y supremo buque colisionó contra un iceberg, en el que 1500
personas perdieron su vida en las gélidas aguas del Atlántico Norte.
Portada del libro "Los diez del Titanic" |
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